Ya me acabé "La Ladrona de Libros", de Markus Zusak, y tengo que decir que me gustó mucho. Me entró la tristeza en el final y en las partes que te decían lo que iba a pasar; lloré un poco, incluso. En esta entrada les compartiré un fragmento de una escena que me gustó. (Haz clic abajo en "Seguir Leyendo")
"Rudy Steiner nunca había visto a nadie tan pálido.
No sabía que escena poner. ¡Fue difícil decidirme! Al final elegí esta porque no revelaba detalles del final. También leí "Noches Blancas" de Fédor Dostoievsky. Aquí transcribo un párrafo de algo que dijo Nástenska.
Me gustó esta cita pero no me agradó mucho su personaje, es que pasa algo en Noches Blancas que... ¡pero bueno! Esto es lo que nos hacen los libros, nos meten en la historia, sentimos a los personajes cerca. Esta es su magia.
"Rudy Steiner nunca había visto a nadie tan pálido.
-No vengas, Liesel.
Pero Liesel fue.
Vio el rostro apenas consciente del piloto enemigo, junto a los atentos árboles y el caudaloso río. El avión dio sus últimas boqueadas y el piloto, ladeando la cabeza, dijo algo que, obviamente, no entendieron.
-Jesús, María y José - balbuceó Rudy-. Está vivo.
La caja de herramientas golpeó un lado del avión y despertó un rumorde voces y pasos humanos.
El resplandor del incendio se había extinguido y había quedado una mañana serena y oscura. Lo único que todavía se resistía era el humo, pero pronto se disiparía.
La muralla de árboles mantenía alejado el color de Munich en las llamas. A esas alturas, la visión del chico se había acostumbrado no sólo a la oscuridad, sino también al rostro del piloto. Sus ojos parecían manchas de café y unos tajos le cubrían las mejillas y la barbilla de renglones. Un uniforme arrugado descansaba, indisciplinado, sobre su pecho.
[...] Nos quedamos mirando al chico que, revolviendo en la caja de herramientas, apartó unas fotografías enmarcadas y sacó un pequeño y amarillento peluche.
Trepó con cuidado hasta el hombre agonizante.
Dejó el sonriente oso de peluche sobre el hombro del piloto, con suavidad. La punta de la orejita le tocaba el cuello.
El hombre agonizante lo olió. Habló. Dijo gracias en inglés. Los renglones se separaron al abrir la boca y una gotita de sangre le rodó por el cuello."
"Supongamos que sea así. ¿Pero sabe usted lo que se me está ocurriendo? Ya no hablo más de él... hablo en general... ¿Por qué aún el mejor de los hombres está siempre ocupado en ocultar algo a los demás? ¡"El corazón en la mano" no es más que una frase! ¿Por qué no decir en seguida francamente lo que se tiene dentro, cuando se sabe que no va a caer en el vacío? Cada uno afecta una severidad exagerada, como para advertir a los demás que no hieran sus sentimientos... Y esos sentimientos, todo el mundo los oculta."
Me gustó esta cita pero no me agradó mucho su personaje, es que pasa algo en Noches Blancas que... ¡pero bueno! Esto es lo que nos hacen los libros, nos meten en la historia, sentimos a los personajes cerca. Esta es su magia.
1 comentarios:
Sandra, veo que ya adelantaste la actividad 2, qué bueno =)
Me has creado la curiosidad aun mayor para retomar este libro, definitivamente.
Sobre los sentimientos, hasta los que dicen ser insensibles lo son más cuanto más lo niegan. ¿Qué sería de la vida si todos camináramos con el corazón en la mano?, me pregunto... qué bueno que nos dejes sin conocer el final, elemento sorpresa que disfruto tremendamente.
Muchas gracias, Sandra =)=)
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